12 de marzo de 2012

Sueños y Realidad

Escuchaba golpes, pisadas y objetos que se caían. Estaba en una casa grande. No era mi casa… Estaba asustado y confuso, además de no conocer el lugar… Subí a toda prisa por las escaleras que crujían con cada peldaño en el que pisaba. Los ruidos continuaban arriba. Cuando llegué, no había nadie… Era todo tan extraño… Recuerdo no encender ninguna luz, pero en cada estancia en la que entraba parecía encenderse con mi presencia.

Ahora había alguien que corría en la planta baja. La casa parecía no tener fin… Siempre había una puerta nueva, un pasillo por el que no había pasado, un sótano, una terraza, unas escaleras que no me recordaban en nada a las anteriores… Salvo en ese crujido tétrico… Llegué a lo que parecía la cocina, y al iluminarse a mi paso una figura como de una niña se difuminó con la luz. Me quedé unos segundos perplejo. Luego me di cuenta que una risotada infantil rebotaba por las paredes hasta ser acompañada de unos pasos en la planta superior. Subí a toda prisa. No reconocía las escaleras. Estaba tan asustado, que no me di cuenta que había dejado a alguien atrás al subir por las escaleras. Captó mi atención su respiración, pero no reparé en ella hasta cuatro peldaños más arriba de su posición… Quien fuese estaba quieto… Todo permanecía en silencio… Salvo esa respiración mezclada con una risita burlona… Me giré lentamente, como si los pies me pesaran… Cuando mire hacia atrás… La cara de la niña se volatilizó con un grito ante mis ojos…

Cuando logré volver a abrir los ojos, estaba en mi habitación. La persiana estaba medio subida, la cama revuelta y los martillazos de las obras de un vecino siguieron torturándome…

3 comentarios:

Uncle Joe dijo...

Este relato podría formar parte perfectamente de un guión de una peli de Balagueró o Collet Serra, terror del bueno. Hey Man.

Roberto Hidalgo Matía dijo...

Me alegro que te guste, jeje.
¡Hey man!

Matías dijo...

Este es el sueño que me comentaste jajajaja
lo de las obras está muy bien metido al final, parecía que era una historia fantástica, pero lo mejor de todo es que es la realidad que estás viviendo ahora en el edificio puesto que tu eres el que más tiempo pasa en casa jajajaja
Enserio, está muy bien expresada la pesadilla que un sábado de marzo de la semana pasada comentaste en casa...
Sigue así Rober que el futuro como escritor está más cerca...