7 de marzo de 2012

Atrapado

Las gotas de lluvia despertaron al joven Marcos. Sus ojos permanecían abiertos como platos, con la mirada perdida en lo más oscuro del techo descascarillado y cubierto por las humedades. La tenue luz de la farola más cercana se filtraba a través de las sucias y agrietadas persianas de su cuarto. Tan sólo un rayo de esperanza entraba en la estancia.

Marcos permanecía inmóvil. Con los ojos vidriosos bañados en lágrimas.

Trató de ponerse en pie, pero un lastre pesado, como atado a su espalda empujaba de él hacia la cama. Tras varios minutos logró incorporarse, y con ayuda de sus manos se puso en pie. La lluvia seguía azotando las ventanas en el silencio de la noche. Ni su reloj parecía emitir su característico “tic-tac”.

Una vez apoyado sobre sus fríos pies, caminó de un lado a otro, sin saber que hacer. Se sentaba sobre la cama, se levantaba, se sentaba, se volvía a levantar, caminaba unos pasos, se paraba… Finalmente se quedó mirando la puerta, que por su apariencia parecía llevar ahí siglos… Su mirada era una mezcla de pánico y heroísmo. Quería atravesarla a ritmo del caer de las gotas, como el ritmo de un tamborilero camino de un enfrentamiento bélico.

Alargó su brazo y agarró el pomo, que crujió tan sólo con el tacto de la mano de Marcos. Cuando quiso dar un paso, observó como sus piernas se empezaban a entrelazar, desde los tobillos hasta las caderas. Luego su cuerpo, sus hombros… Siguió retorciéndose sobre sí mismo en una arquitectura imposible hasta caer repentinamente al suelo.

Su cabeza era el único apoyo intacto sobre la superficie. El otro apoyo, sus retorcidos pies. Marcos intentaba moverse, pero únicamente lograba describir círculos como un compás. Sus pies no se movían del sitio, y su cabeza no hacía más que rodar y rodar…

La lluvia seguí golpeando la ventana. Y la puerta, permaneció cerrada.

2 comentarios:

Matías dijo...

Yo creo que los comentarios sobran, salvo que este texto esta de diez, aunque podría decirte más, sigue así Rober, puesto que pocos son los escritores que su estructura a la hora de escribir fuese como una conversación rutinaria tan fácil de entender y pocos son también aquellos que consiguen que una persona imagine con una serie de palabras perfectamente organizadas toda la historia, como si de los sueños o de los pensamientos se tratasen.
En conclusión, muchos escritores que escriben mierdas sobre vampiros u otras gilipolleces diversas, soñarían en conseguir lo que tu consigues uniendo unas cuantas palabras y currándotelo como tu lo haces.
Puedes estar seguro, que estás dotado de mi apoyo...

Alessandra dijo...

Jo, es que no puedo decirte más... Ya lo sabes, ME ENCANTA!!